Escribir, es ese no sé qué que ronda en tu cabeza,
ideas
que necesitas plasmar,
palabras
que emergen de tu interior,
y
te trasladan a otra dimensión,
y
en la soledad de tu misterio
te
acompaña un lápiz y un papel,
una
pluma sobre la piel,
o
el teclado de una PC.
Noctámbulo
o diurno,
te
introduces en lo profundo,
en
el sinfín de los vocablos
que
trasmiten experiencias,
es
un arte, no una ciencia
que
vive en cuerpo y alma
envenena
y da calma,
aflora
y agoniza
y
aunque a veces va de prisa
perduran
en la memoria
los
relatos, las historias

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