Tengo la angustia atravesada
en mi garganta de pensarte en otros brazos
Tengo las ansias
impregnadas en mi ropa vociferando que corra a rescatarte
Tengo tus te amo
gritando en mis oídos, tus promesas a flor de piel, tus labios bajando por mi
ombligo
Tengo tus gemidos
retumbando en mi cabeza y las marcas de tus uñas laceradas en mi piel
Tengo el fantasma
de tu cuerpo durmiendo aquí en mi cama, que pernocta en mi almohada, se pierde
entre mis sábanas y cobija como ángel de la guarda
Tengo mis te
extraño amarrados a la punta de mi lengua, y mi vida hecha pedacitos desde que
escapaste por esa puerta
Tengo un corazón
traicionero, que me engaña y finge no amarte, que acepta tus palabras aunque
sepan a mentira, como látigos de fuego que acrecientan más la herida
Mas no tengo quien
gobierne en las noches de tu ausencia, y aunque sé que tengo libertad e
independencia, se acaba con una mirada tuya que me subordina al régimen de tu
existencia
